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Imitando al Chavo del ocho y Quico y otras pilatunas antes de partir

La comicidad de algunos actos políticos no le quita su impronta política y la responsabilidad política o jurídica que de ellos emanan.

Kiko y el Chavo del 8 – imagenes sacadas de la serie

Amable lector(a),

Mi intención era parar, ojalá de manera definitiva, en los comentarios sobre el gobierno Duque pero no, no es posible porque algunos de sus desempeños con visos de comicidad –y hasta cursis- fueron, además de manifestaciones pueriles, actos propios de la soberbia, la arrogancia y la perversidad, tan frecuentes en su mandato, que no pueden ser calificadas como simples anécdotas que pronto abandonemos en un rincón de la memoria histórica del país, sino observadas como acciones con connotaciones políticas, y hasta jurídicas, inéditas en nuestro país –al menos en su historia reciente- a pesar de su apariencia inane. Sabrá excusar, paciente lector(a) esta nota pasado ya un mes del final de cuatro años incalificables en nuestra vida republicana.

Supongo que algunos de ustedes recuerdan las escenas de El Chavo del 8 en las que Quico, el niño mimado y malcriado, con juguetes y madre alcahueta que todo se lo justificaba, incluidas sus pataletas, humillaba al pobre Chavo quien, al final, se salía con la suya con la ayuda ya de la Chilindrina ya de don Ramón con la consecuente rabieta de Quico. El asunto Duque, Petro y la espada de Bolívar a mí me las recordó pues vi en ese episodio la escenificación real de esas pilatunas infantiles, solo que con protagonistas adultos. Como lo narraron, comentaron, justificaron y polemizaron en los medios de comunicación quizá volver sobre este episodio resulte pesado; sin embargo, por su repercusión se justifica hacerlo. Durante la visita de Petro al Palacio de Nariño por invitación de Duque al día siguiente de su victoria electoral (20/06) al final del encuentro el anfitrión invitó al presidente electo a ver la espada de Bolívar -supongo que él sabía del simbolismo que representaba para su visitante-. “Te la muestro pero no te la presto”, le hubiese dicho Quico al Chavo. Llegado el momento y previa solicitud de Petro a la Casa de Nariño de facilitar la espada del Libertador para el acto de su posesión el 7 de agosto -repito, fecha y acto cargados de simbolismo para el nuevo presidente: Bolívar, el M19, el robo y devolución de la espada…-, Quico, digo Duque no se la iba a poner fácil al Chavo, digo a Petro y su “chusma”, poniendo una serie de trabas administrativas –que el seguro, la seguridad-, … en fin, “no se la presto, ya la vio”. Lo que pasó ese día de la posesión también es de sobra conocido: el Chavo, digo Petro, respaldado en el poder de su nueva función  -también por la “chusma” que lo aclamaba-, dio la orden de llevar la espada a la plaza de la posesión, razones suficientes para que Quico, digo Duque, autorizara el desplazamiento del arma hasta allí y así continuar la ceremonia de posesión. Pero la manifestación típica del mal perdedor, de las elecciones y el poder en este caso, Quico, digo Duque, en lugar de seguir la tradición de esperar en la puerta al nuevo huésped de la Casa de Nariño y acompañarlo al interior del recinto y presentarle al personal de la casa presidencial calmó su rabieta con el saludo apresurado en la puerta principal del nuevo mandatario y su “chusma” que lo rodeaba para salir rumbo al vecino municipio de Chía a tocar rock como bálsamo para su rabieta y la nostalgia que tal vez le comenzaba por  haber dejado el poder en manos de la “chusma”.  La comicidad de algunos actos políticos no le quita su impronta política y la responsabilidad política o jurídica que de ellos emanan.

Si bien este episodio fue el colofón de cuatro años de un gobierno incalificable, algunos otros actos, que no pueden calificarse como pilatunas ni “jugaditas” infantiles, sucedidos horas antes de entregar el mando mostraron sin lugar a duda el talante infantil, o de inmadurez, -o ¿de mala fe?-, del señor Iván Duque Márquez que desdicen y desdoran su paso por la primera magistratura del Estado colombiano.

No había transcurrido una semana siquiera del final de su mandato cuando salió a la luz pública los nombramientos a dedo de notarios, como los últimos pagos de favores políticos realizados por el presidente Duque. 150 notarios nombrados de manera interina, sin respetar el concurso de méritos ni la carrera notarial, llegando incluso a crear notarías para dejar a “su gente” instalada como quistes en el nuevo gobierno. Lo mismo puede decirse de los cientos de contratos firmados a las carreras la primera semana de agosto  -la última de su gobierno-, por el ministro del Interior para unas obras en la policía nacional, llegando al extremo de que la viceministra encargada –la compañera sentimental del ministro del Interior- forzara a los funcionarios del ministerio que debían elaborar dichos contratos aún en días feriados o no hábiles. Otro tanto sucedió con las becas y comisión de estudios que el presidente Duque repartió también como agradecimiento y no por méritos a policías que prestaron servicios de seguridad –escoltas- a sus familiares y otros funcionarios de su gobierno. 37 fueron los agraciados con esta «generosidad” de Duque que, de no reversarse por el nuevo gobierno, serán pagadas con el dinero de todos, esto es de los impuestos nacionales.

Y para que no quede atisbo de duda del fraude que resultaron ser los cuatro años de gobierno de Iván Duque Márquez, la restauración de la isla de Providencia, destrozada por el huracán Iota –reconstrucción prometida para hacerse en 100 días-, constituyó otro monumento a la corrupción gubernamental. El sobrecosto de las obras de la restauración de las casas para los damnificados fue tan abultado que ni siquiera respetó la máxima del expresidente Turbay Ayala (1978-1982) de que sea en “sus justas proporciones”: casas cuyo valor sería de 150 millones de pesos tuvieron un costo de 690 millones de pesos o más. Valga decir que este desfalco al tesoro nacional no fue comprobado solo por los medios de comunicación, ONG, o grupos de raizales víctimas del desastre natural, no, fue la misma Contraloría General de la República que dictaminó estos hallazgos fiscales en detrimento del Estado. También es preciso decir que las excusas dadas por los equipos responsables de las obras fueron desmontadas una a una: el incremento del precio por el alto valor del transporte de materiales desde el continente a la isla, desde Cartagena para ser más precisos, se fue al piso con lo expresado por el presidente Petro luego de su visita a Providencia: el material fue transportado por la Armada Nacional. El incremento en los costos por el uso de material especial antisísmico y antihuracanes, resultó ser el mortero y la electromalla, dos productos tan frecuentes como corrientes en la industria de la construcción en el país: el mortero un aditamento para el concreto se utiliza desde hace tiempo en la construcción de vivienda popular y la electromalla, es una malla de hierro calibre 18, 19, entre otros, que sirve para reforzar pisos y paredes, una especie de amarre del concreto u hormigón, materiales cuyos precios elevan el costo de cada casa reparada o hecha en Providencia pero nunca en el exorbitante porcentaje que dijeron los encargados de las obras y, por tanto, no justifican las cifras presentadas por el gobierno responsable de la rehabilitación de la isla caribeña. Este observador, como supongo la mayoría de los colombianos asaltados en su buena fe con estas y otras actuaciones del gobierno que recién dejó su funciones, espera sean investigadas y se apliquen las sanciones de la índole que sean –penales, administrativas, disciplinarias y políticas- por estas y otras costosas desviaciones y apropiaciones de los recursos nacionales.

Querido(a) lector(a), ha transcurrido un mes desde que el gobierno del Pacto Histórico comenzó sus funciones, por tanto, es hora de dejar de ir dejando constancias del rumbo que ha tomado hasta ahora, si es coherente con el programa y promesas hechas en la campaña electoral y si de veras estamos frente a un gobierno distinto a los que los antecedieron en los 200 años de vida republicana de nuestro país. Temas como la educación y el agro llaman de manera poderosa mi atención y por eso desde la próxima epístola abordaremos estos temas desde la perspectiva de los derechos humanos fundamentales que nos garantiza la Constitución Política.

Hasta pronto,

Tolimeo,

Septiembre de 2022

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Un comentario en “Imitando al Chavo del ocho y Quico y otras pilatunas antes de partir

  1. A personajes como Ivan Duque se les puede juzgar y definir mejor con adjetivos calificados. Para el caso, inepto, aparente, cínico, corrupto, mentiroso, despreciable, irrespetuoso, posudo…..al tiempo, doblegado, obediente, servil, rastrero. Aún no digiero que semejante ser haya sido presidente de una nación.

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